lunes, 27 de junio de 2016

Me molesta. Pues lo mato

Me molesta: pues lo mato

Lobo ibérico (Canis lupus signatus)

Así. Claro, visceral y primitivo. 

Me niego a colgar ninguna de las fotografías que circulan estos días por las redes, escenas truculentas que parecen salidas del medievo donde se cuelgan cabezas de lobos ibéricos de los carteles que te dan la bienvenida a tal o cual municipio. Sencillamente porque lloro de rabia cada vez que saltan a mi tablón de Facebook. Os dejo el enlace del periódico el Mundo Aquí. Hace unos días celebraron el fin de la campaña electoral con dos decapitaciones más de lobo ibérico de nuevo en Asturias (noticia aquí).

No son las únicas víctimas por esos lares. Solo 48 horas después en la misma zona de Asturias encontraron el cadáver de un tejón colgado por las patas traseras (Noticia aquí). Me recuerda a lo acontecido hace unos cuantos años, donde en la misma zona aparecieron frente a un centro de interpretación los cadáveres de varias garzas, estorninos y mirlos abatidos a tiros con un mensaje provocador (noticia aquí).

Pero volvamos al tema. Ahora se ha puesto de moda afirmar que el lobo ya no mata por hambre sino por placer. Sin ir más lejos he leído de uno que acusaba a un lobo de matarle 52 ovejas. Válgame el señor. Si lo aderezamos con la noticia, salida este mismo mes, sobre fraude en el cobro de subvenciones por ataques de lobo, no hace falta ser un genio para sumar dos más dos. Y eso que las voces que exigen su control se elevan cada vez más hasta ser aullidos irracionales e inhumanos: de poco sirve que los investigadores digan una y otra vez que la caza de ejemplares no sirve de nada, sino que en ocasiones tiene un efecto negativo sobre el ganado. Abatir a un ejemplar determinado puede provocar daños inesperados si éste es, por ejemplo, el macho alfa de la manada que mantiene bajo control a sus subordinados e impide que caigan sobre ovejas y vacas. Algo triste teniendo en cuanta que muchos ganaderos de bien aseguran que controlar más sus rebaños, sin dejarlos solos mientras se dedican a otras cosas, y tener medidas de prevención como mastines o pastores eléctricos reduce casi a 0 el riesgo de un ataque efectivo. 

Pero, por supuesto, es mucho más fácil achacar todo el mal a una criatura salvaje mientras pedimos dinero por no hacer bien nuestro trabajo. Algo muy arraigado en nuestra sociedad, si se me permite. 

Por un lado es el lobo, y por otra los buitres, que parece ser que ahora tampoco pueden alimentarse de carroña. Se han disparado las quejas de los ganaderos alegando que los buitres están cambiando su comportamiento y empiezan a matar presas vivas. Se sostiene que existe una superpoblación de buitres, alentada por datos como la concentración de 300 ejemplares en un solo muladar de Els Ports (Castellón). Ni siquiera se han planteado que una concentración de ese calibre significa que el hambre les lleva a moverse cientos de kilómetros para poder alimentarse y sobrevivir un día más. No hay tantos como parece, simplemente están concentrados debido a una gestión deficiente de los restos de reses. 

Posadero de buitres leonados en la Sierra de Gúdar (Teruel)

Todos los estudiosos del tema, muchos de ellos expertos en rapaces, juran y perjuran que los buitres, como aves no diseñadas para matar, son incapaces de caer sobre presas vivas. Su configuración física no se lo permite, a diferencia de águilas reales u otras rapaces de gran tamaño. En la mayoría de supuestos "ataques", los buitres solo han caído sobre una oveja o vaca en parto para consumir la placenta. En los pocos casos en los que esto acaba con la muerte de la res, se trata de especímenes que mueren desangradas por falta de vigilancia durante el nacimiento de la cría (algo agravado por los cruces, que a menudo dan como resultado crías demasiado grandes para que la hembra pueda parirlas con naturalidad). 

Con las aves seguimos, pues asistí patidifusa a la noticia de que autorizan la caza de un ratonero común (Buteo buteo) que había estado causando molestias a los habitantes de un pueblo de Asturias. El motivo es que se talaron los árboles en una época indebida, descubriendo el nido de la rapaz y aumentando su agresividad al defender su prole cada vez que algún paseante se acerca en exceso. 

No me sorprendió leer algo análogo en el gremio de pescadores, que por zonas pretenden eliminar a los cormoranes grandes y las garzas (y nutrias, y martines pescadores, y, y, y...) porque "esquilman los ríos". Sí, los mismos que se quejan de que la ley exige controlar las poblaciones de peces invasores (que en muchas ocasiones han introducido ellos). Los que se levantan únicamente cuando amenazan con entorpecerles la pesca y merman sus posibilidades de competir en ego y presa más grande. Y eso que los cormoranes no son invasores, sencillamente han aumentado su área de distribución por efectos migratorios. Pero ah, a esos sí hay que exterminarlos...


Admito que ser bombardeada todos los días con noticias de este calibre me hunde en la miseria. Con perdón de la expresión, ¿qué coño estamos haciendo mal para que la ignorancia se adueñe de este modo de tantas zonas de nuestro país, cundiendo la histeria y la sed de sangre por el deseo irracional de dominar algo indomable?

El hombre sigue en una espiral peligrosa, la de creerse el dueño de la naturaleza y por eso, si algo me molesta, escopetazo y a seguir con lo mío. Y a veces peor: introducir cosas en el medio para sacar tajada. No sé cual de las dos me preocupa más.