lunes, 12 de septiembre de 2016

El valle de Fortanete (Teruel) y su diversidad de aves

El valle de Fortanete (Teruel) y su diversidad de aves


Por sí o por no, soy nacida en Tortosa, Tarragona. Pero si me preguntan de dónde soy, la respuesta está clara: de Fortanete, Teruel. 

Mi historia con dicho pueblo es antigua: mi padre es nacido allí, y he ido a pasar todas las vacaciones y muchos fines de semana sueltos desde que llegué a este mundo. Siempre ha sido un remanso de paz, una visita terapéutica que me cura un poco después de vivir en ambientes urbanos que, a veces, odio con todas mis fuerzas. 


Por desgracia no dispongo de vehículo propio, así que cuando estoy allí básicamente camino. No puedo llegar con facilidad a los pinares de pino negro que rodean el valle, pero sí a toda la extensión de lo que está enclavado entre los picos que rodean el pueblo. Y desde que inicié mis andadas en el mundo ornitológico, me propuse documentar todas las aves que veía en esos largos paseos. 

Hasta ahora no hay visita que no me sorprenda, especialmente teniendo en cuenta que ni siquiera salgo del valle. Solo pueblo, chopos y campos de cereal y no hay una vez que no observe algo nuevo. Aquí un pequeño esbozo. 

El pueblo en sí tiene claros dueños, que son los gorriones comunes (Passer domesticus) y chillones en las afueras (Petronia petronia). Los más territoriales del lugar son los colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros), dueños de cada posadero, aunque ceden algunos tejados a las lavanderas blancas (Motacilla alba). Con la primavera se reciben visitantes como los vencejos comunes (Apus apus) y las collalbas grises (Oenanthe oenanthe)

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros). Junio 2016

Collalba gris (Oenanthe oenanthe). Junio 2016

La chopera que bordea el río Fortanete (que kilómetros adelante desemboca en el famoso Pitarque) es un refugio importante para los túrdidos en invierno. Bandos numerosos de zorzal real (Turdus pilaris) con algún que otro zorzal alirrojo (T. iliacus) y zorzal charlo (T. viscivorus). En enero de 2016 incluso estuvo presente el mirlo capiblanco (T. torquatus)


Zorzal real (Turdus pilaris). Enero 2016

Pico picapinos (Dendrocopos major). Junio 2016

Las copas más altas de los chopos albergan todo el año pocos aunque siempre presentes pitos reales (Picus viridis) y picos picapinos (Dendrocopos major), que dejan su impronta en los troncos. De esos agujeros se sirven especies muy abundantes como el agateador común (Certia brachydactyla) y los páridos, tanto el carbonero común (Parus major) como el algo más escaso herrerillo (Cyanistes caeruleus). A la llegada del abril se oye el aflautado canto típico de la oropéndola (Oriolus oriolus), aunque verla es casi una hazaña. 


Pito real (Picus viridis) juvenil. Agosto 2016


Agateador común (Certia brachydactyla). Enero 2016

Herrerillo común (Cyanistes caeruleus). Marzo 2016

Los arbustos al pie del bosque de ribera son pasto de chochines (Troglodytes troglodytes) y escribanos soteños (Emberiza cirlus). Abundan los fringílidos, aunque el más numeroso con diferencia es el pinzón vulgar (Fringilla coelebs). Algunas currucas como la capirotada (Sylvia atricapilla) o la cabecinegra (S. melanocephala) son también habituales. En verano se presentan los ruiseñores (Luscinia megarhynchos) y los zarceros comunes (Hippolais polyglota), difíciles de ver pero inconfundibles en el oído. Las lavanderas cascadeñas (Motacilla cinerea) se adueñan de las zonas donde corre el agua. 


Chochín (Troglodytes troglodytes). Junio 2016

Escribano soteño (Emberiza cirlus). Enero 2016

Los campos de cereales que rodean el pueblo (trigo, mayoritariamente) son un pequeño paraíso para esteparias de pequeño tamaño y afines como alondras (Alauda arvensis) y cogujadas (Galerida cristata). En verano se puede oír por todos lados a la codornices (Coturnix coturnix) correteando entre el trigo. Alcaudones reales (Lanius meridionalis) y comunes (L. senator) vigilan su territorio desde los setos más altos. Gente que conoce más la zona me ha confirmado que el alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) colonizó años atrás Fortanete, así que estoy atenta por si lo veo. 


Escribano triguero (Miliaria calandra). Junio 2016


Juvenil de alcaudón común (Lanius senator). Agosto 2016



Los espacios abiertos son también el lugar preferido por los córvidos. Cuervos (Corvus corax) y cornejas negras (C. corone) van aquí y allá, mezclándose entre ellos pero no con las chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhochorax) ni las urracas (Pica pica). Los setos que puntean los márgenes son territorio de pardillos (Carduelis cannabina), tarabillas (Saxicola sp.) y escribanos trigueros (Miliaria calandra)


Tarabilla (Saxicola sp.). Junio 2016

Corneja negra (Corvus corone). Junio 2016

No abundan las rapaces residentes (o al menos no se dejan ver con facilidad...). Los cernícalos vulgares (Falco tinnunculus) son habituales, sin duda se reproducen en los alrededores del pueblo. Los siempre presentes buitres leonados (Gyps fulvus) cruzan el valle a todas horas, a veces acompañados del águila real (Aquila chrysaetos). En época de paso migratorio, especialmente el post-nupcial, aparecen las águilas calzadas (Hieraatus pennatus), los aguiluchos cenizos (Circus pygargus) y los gavilanes (Accipiter gentilis)

Gavilán (Accipiter gentilis). Agosto 2016
Águila calzada (Hieraatus pennatus). Agosto 2016

Águila real (Aquila chrysaetos). Enero 2016

Las rapaces nocturnas no se han dejado ver recientemente que digamos, y eso que en el pueblo me han contado muchas veces sobre la abundancia de lechuzas (Tyto alba) décadas atrás. Sin embargo sí he podido comprobar la presencia de mochuelo (Athene noctua) y chotacabras europeo (Caprimulgus europaeus). Una vez oí un cárabo (Strix aluco), aunque sospecho que estaba muy lejos, en los pinares. 

Por ahora desde 2015, cuando empecé a registrar sistemáticamente las observaciones, he logrado identificar 58 especies distintas de aves solo en el entorno del pueblo. Y eso que voy de uvas a peras, apenas 5 o 6 veces al año. Ni pensar lo que conseguiría sacar si estuviera allí de constante.

Ese pequeño paraíso de aves, por suerte, me sigue esperando cada vez, siempre lleno de sorpresas.