jueves, 14 de agosto de 2014

Batalla perdida: permiso concedido para las prospecciones petrolíferas en Canarias

Batalla perdida: permiso concedido para las prospecciones petrolíferas en Canarias

Ya es oficial, el todo o nada: se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado la luz verde para las prospecciones petrolíferas en Canarias que se extenderán a lo largo de cuatros años en dos puntos situados a más de 50 km de las costas, más uno extra en caso de resultados positivos en los primeros. De nada ha servido la manifestación en contra de lugareños, ecologistas e incluso gran parte de la oposición. Demasiados intereses puestos en el tema y, como siempre, nula participación de los ciudadanos. 

El señor Soria sigue en sus trece de los beneficios que aportará un hipotético hallazgo de petróleo a la comunidad de Canarias y a España, pero lo cierto es que la opinión pública no parece estar de su lado. La compañía Repsol está obligada a aportar 40 millones de euros para "hipotéticos daños ambientales", aunque en dinero no podría subsanar del todo una catástrofe ambiental que fuera, por ejemplo, de la envergadura de lo sucedido en Galicia hace 14 años con el Prestige. Y esta noticia hace temer además que las prospecciones en las costas de Castellón puedan estar más cerca de ser una realidad (como si no tuviéramos suficiente con los seísmos derivados del almacén de gas Castor). 

La independencia de los hidrocarburos parece una utopía hoy en día, especialmente respecto al coste de las energías alternativas, así que cualquier modo de reducir la dependencia extranjera en cuanto a abastecimiento de petróleo, gas natural y derivados parece una opción lógica. ¿Pero hasta qué punto debe llevarse a término cuando tanto gran parte de la opinión pública como la comunidad ecologista se manifiesta tan fieramente en contra? ¿No sería más lógico invertir en sol y agua, energías inagotables y que sabemos seguro que no nos fallarán en cuantos las infraestructuras necesarias estén a punto? Quizás esto sí sea una visión idealista, lamentablemente. 

Y un detalle que, admito, es totalmente subjetivo: siempre se ha dicho que "mira dónde está el petróleo y verás dónde están las guerras". Además de la posible (no probable, solo posible) catástrofe ambiental, habrá muchos y muchos intereses en el caso de hallar una "mina" de hidrocarburos. No me gusta nada, francamente. 

NOTICIAS

http://es.blastingnews.com/economia/2014/08/via-libre-oficial-a-las-prospecciones-petroliferas-en-canarias-00118337.html

http://www.antena3.com/noticias/espana/industria-autoriza-repsol-realizar-prospecciones-petroliferas-canarias_2014081300018.html

martes, 12 de agosto de 2014

Voluntariado en el Massís de l'Orri (Pirineos)

Voluntariado en el Massís de l'Orri (Pirineos)


Tuve la suerte de ser admitida en una semana de voluntariado en Pirineos entre el 4 y el 10 de agosto. Se trata de una actividad realizada por el Projecte Boscos de Muntaña (http://www.projecteboscos.cat/), perteneciente a uno más grande (Bergwaldprojekt) que se lleva a cabo paralelamente en otros países como Alemania, Austria, Suiza y Ucrania. 

El lugar elegido fue el Massís de l'Orri, situado en el Parc Natural de l'Alt Pirineu (Lérida), colindante con el Parc Natural d'Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. El campamento se situaba a prácticamente 2000 metros de altitud sin apenas rastro de civilización alrededor (el pueblo más cercano estaba a kilómetros de distancia). 

Los trabajos se realizaron cuatro de los siete días de estancia, y fueron los siguientes:

A) Protección de laderas contra la erosión

La erosión en cabecera es un problema habitual en corrientes de agua que hayan sufrido alguna influencia humana. En este caso hay un hotel y unas pistas de esquí asociadas (actualmente en desuso debido a desprendimientos de la carretera principal) que han contribuido al problema. El barranco seleccionado sufre problemas de deslizamientos de grandes secciones de terreno en las laderas que arrastra consigo árboles y rocas de gran tamaño. 


Los trabajos (en los que yo participé dos días) consistían en acondicionar un tramo de río como se ve en la fotografía, creando una especie de "bancal" que sostuviera los laterales de las laderas. Y por supuesto la mejor manera era hacerlo con elementos naturales. Troncos seleccionados del terreno y las propias rocas del río conforman la estructura, sellando los laterales y reconduciendo el curso del río por la parte central, todo ello utilizando elementos del propio ecosistema. Lo básico era encajar un tronco transversal hondo en el cauce y luego rellenar el desnivel para permitir que el agua pasara por encima (no es tan fácil como parece, doy fe). Al tratarse de un tramo de cabecera la fauna acuática es prácticamente nula, de modo que los trabajos no suponen ningún tipo de impacto negativo para el curso en sí y siempre una ayuda para las vertientes. 

Gran parte del trabajo consistía en recolocar rocas, y ahí estoy en ello

El resultado final fue francamente sorprendente. 

Tramo seleccionado en los primeros momentos de trabajo

"Bancal" en el último día con parte de las voluntarias

B) Aclarado selectivo del bosque 

Aunque a priori pueda parecer que la tala de árboles es siempre negativa, esto no es así ni por asomo. Un bosque excesivamente denso llega a colapsar, impidiendo el crecimiento del sotobosque, especies emergentes y de los propios árboles grandes al ser insostenible la competencia entre ellos. En especial el aclareo es necesario para el crecimiento del arándano, planta de gran interés por ser un alimento fundamental en la dieta del urogallo pirenaico.

Sector de bosque donde se llevó a cabo parte de la tala


















En este caso se trabajó en un sector del Massís de l'Orri con gran densidad de pino negro (Pinus nigra), el que tolera mayor altitud. Se seleccionaban previamente árboles que tenían pocas oportunidades de progresar para favorecer los llamados "árboles de futuro", aclarando a su alrededor para permitir un crecimiento más favorable. La tala se realizó a la "antigua usanza", con hachas y sierras dobles. Realmente no es tan sencillo como parece, porque hay que realizar varios cálculos y tener mucha precisión para cortar en el lugar adecuado y así orientar la caída del árbol. El tronco se desbroza de ramas que se extienden por los alrededores para favorecer su descomposición. Parte de los árboles se dejan en el lugar para impedir el paso excesivo del ganado o proporcionar troncos secos a ciertas especies de aves; otros se retiran para su aprovechamiento. 



C) Censo de urogallo (Tetrao urogallus)

Link fotohttp://www.tetrao.org/imagenes/tinyMCE/d06cb0c241059bf84372f85c489b1949.jpg

El urogallo pirenaico (Tetrao urogallus aquitánicus) es tal vez la especie endémica más emblemática de los Pirineos catalano-aragoneses. Se trata de una subespécie más pequeña del urogallo europeo que solo habita en la cordillera de los Pirineos. Son célebres por su vistosidad, el notable dimorfismo sexual y el comportamiento de los machos en época de celo, reuniéndose en puntos concretos llamados "cantaderos" y llamando a las hembras con un curioso sonido chasqueante. 

El cambio climático y la modificación del hábitat llevan a la decaída de esta especie. Los pollos no termoregulan en sus primeras semanas y una temperatura demasiado baja puede ser letal; por otro lado el abandono de la ganadería y otras actividades han contribuido a que el bosque se vuelva más denso, impidiendo el crecimiento de especies vegetales clave para la alimentación del urogallo como es el arándano. Estas condiciones ya han mermado al urogallo cantábrico, que parece abocado a la extinción (Tetrao urogallus cantabricus). 

Típico bosque claro donde habita el urogallo






















El Massís de l'Orri es la zona de Pirineos donde hay más densidad de urogallo. Los censos se realizan en dos épocas del año, el celo y las semanas posteriores al nacimiento de los polluelos. En la época reproductora se visitan los "cantaderos" para observar el porcentaje de ocupación y/o el número de machos presentes. En el segundo tipo de censo en la zona se realizan batidas lineales recorriendo tramos de bosque predeterminados: los participantes deben mantener siempre la misma cota y una distancia de 10-15 metros entre ellos, de modo que cualquier urogallo presente será avistado. El dato más importante en éste caso es observar a las hembras y recontar de cuántos pollos van acompañadas, siendo un indicador de la productividad de la especie. 

De los censos del urogallo se encargan los técnicos del Parc Natural de l'Alt Pirineu y no los del proyecto en sí. En el día de mi participación (06/08/14), había más de una veintena de participantes entre técnicos y voluntarios. Al ir avanzando, los urogallos levantaban el vuelo a nuestro paso; solo una hembra fue muy confiada y permaneció prácticamente a los pies de uno de los participantes. En el Parque tienen marcados con radiotransmisores algunos ejemplares, aunque no se detectaron ése día. Tras más de tres horas de censo, el resultado fueron tres urogallos macho, dos hembras y tres pollos acompañando a una de estas (2 de ellos hembras y un tercero que apuntaba a ser macho). Según los técnicos fue un día de censo bastante bueno. 

Plumas de hembra (izquierda) y de macho (centro y derecha) de urogallo

Las plumas del cuerpo del urogallo tienen un segundo plumón más pequeño adherido a la base que hace efecto aislante mediante una "cámara de aire". 

Pluma de cola de urogallo macho en comparación al resto


Fauna

Obviamente aproveché parte de los ratos libres en buscar avifauna, como es común en mí en los últimos tiempos. Como no, era un lugar que abundaba en rapaces, aunque no en gran cantidad debido a las elevadas alturas. Todos los días se dejaban ver los buitres leonados (Gyps fulvus), siendo como es una especie ubicua de grandes altitudes. Así mismo avisté águilas reales (Aquila chrysaetos), un ejemplar adulto y un joven; ratonero común (Buteo buteo) y águila calzada (Hieraatus pennatus).

Buitre leonado que pasó a escasos cien metros en vuelo

Carbonero garrapinos (Parus ater)



























En cuanto a aves de menor tamaño vi arrendajos (Garrulus glandarius) y oí en una ocasión al pico picapinos (Dendrocopos major), así como las típicas perforaciones que dejan en los árboles. El lugar tampoco estaba precisamente falto de paseriformes. Los más musicales y aparentemente abundantes eran los carboneros garrapinos (Parus ater) y los petirrojos europeos (Erithacus rubecula), saltando de pino en pino. Estoy casi segura de que también vi/oí carboneros (Parus major) y mitos comunes (Aegithalos caudatus). En los atardeceres los vencejos (Apus apus) deleitaban la vista con sus acrobacias aéreas.


Tuve el placer de ver además una especie nueva para mí, el herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus). En un momento dado tuve un ejemplar a escaso medio metro, pero en lugar de tomar la cámara preferí disfrutar de la belleza de este animal. Era un bando de herrerillos y carboneros que jugueteaban tan cerca... ¡no pude evitarlo! De algún modo sentí que no estaban acostumbrados a la presencia humana, porque no parecían tener miedo, más bien curiosidad. 

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)













A pesar de su fama de confiados, los petirrojos (Erithacus rubecula) resultaron ser algo más perspicaces de lo esperado. Eran los que más se oían alrededor del campamento y su canto me despertaba todos los días, pero no se dejaban ver ni por asomo aunque los oyeras cerca. Al final opté por hacer un poco de "trampa" y usé el reclamo que dejé en un claro mientras yo me ocultaba cerca. Respondieron de inmediato y empezaron a acercarse y cantar en consonancia, aunque me costaba verlos entre las ramas y ni rastro de la característica pechera naranja. Pronto descubrí por qué: la mayoría eran jóvenes en proceso de muda, moteados y con solo un atisbo del pecho rojo. A nivel del mar los petirrojos son pájaros de invierno, pero obviamente en Pirineos hay una gran población de residentes y crían en primavera (como en los Ports de Beseit / Tinença de Benifassar). 

Petirrojo (Erithacus rubecula) joven en proceso de muda (?)















También se nos presentó una manada de una veintena de rebecos (Rupicapra rupicapra) en el pico de l'Orri; yo además pude tener a escasos metros (más bien centímetros) tres corzos (Capreolus capreolus) que bajaron en estampida en la batida del urogallo (el último por poco me atropella, no es broma). Zorros y liebres eran también comunes. 

Fotos random

La fotografía profesional no es lo mío, pero hice mis pinitos con algunas curiosidades que vi en aquellos días.

Puesta de sol en Pirineos

Bosque neblinoso


Escarabajo que se alimenta de madera

Confiada mariposa. No tenía miedo y se posaba sobre nosotros


¿Lluvia de sol?

Rastro de los pájaros picapinos en un árbol

Virguerías de un árbol con sus raíces para mantenerse anclado al suelo



La experiencia

Sin duda hay que remarcar la sensación de vivir lejos de la civilización, subsistiendo con tan poco y sin nada de tecnología. Dormíamos en tiendas de campaña y hacíamos vida comunal cerca de una carpa donde estaba la cocina (lo único que puede considerarse "construcción"). La comida era (dentro de lo posible) hecha con ingredientes de la zona y productos rurales, siempre apta para vegetarianos (menos el último día, que nos dieron permiso para hacer una barbacoa). Las cocineras, Acarona y Mónica, ponían todo su empeño en que cada comida fuera un pequeño regalo después de volver de un día de duro trabajo. Solo volvíamos al campamento por la tarde-noche, por lo que pasábamos todo el día en la montaña y nos llevábamos almuerzo y comida a modo de picnic. Muchos coincidimos en que la comida fue uno de los alicientes para que aquella fuera una buena experiencia. 

Stephan, un grande del Projecte Boscos de Muntanya,
amenizando la noche con su innegable talento
El fútbol fue sustituido por partidos de "petanca vasca" con troncos y palos; la televisión por tertulias nocturnas, canciones a varias voces, conciertos de acordeón y ronda de chistes alrededor del fuego en la última noche. Sin electricidad, la luz provenía de las linternas, los faroles de vela y la luz de la luna cuando éramos afortunados. Llovía prácticamente todas las noches (las famosas tormentas de verano de alta montaña), pero nos limitábamos a refugiarnos en la carpa si era muy severa y a seguir a la nuestra. Caminábamos descalzos por la hierba y nos duchábamos con agua fresquita fresquita de la alta montaña en unas duchas medio naturales con unas impresionantes vistas. La noche del 9 incluso se pudo ver la caída de algunas Perseidas. 

Ducha "natural"

Fue realmente mágico ver como gente de mundos tan variopintos (había ambientólogos y biólogos, pero también informáticos, jardineros, maestros y mucho más) coincidimos en el amor por algo tan grande y bonito como es el bosque. Se respiraba "buen rollo" desde el instante 0 y todos hablábamos con todos. No había timidez ni incomodidad, y era como un sueño. Vivimos al ritmo del sol, despertando a las 6 de la madrugada y yendo a dormir no mucho más tarde de las 10 de la noche. Calor seco de día y frío húmedo de noche que obligaba a usar mantas extra además del saco de dormir. 


Fue un placer compartir esta experiencia con Angie, Natalia y Laia; Joan, Carlos y Genís; David y Darío; Helena, Helena y Helena (por triplicado); Txell, Patricia, Eulàlia y Montse; Lenny y Marta. Y por supuesto a los maravillosos monitores (caps de colla), Monserrat, los dos Andreus, Marc y Tháis. Y a nuestras estupendas cocineras Mónica y sobretodo Acarona, dulce como solo ella. Todos inolvidables. 

Solo tengo una cosa clara: el año que viene pienso repetir. Y se lo recomiendo a cualquiera que quiera desconectar y participar en tan gratificantes trabajos. Como bien dijo alguien "vivir del bosque para el bosque".

¿Alguien se apunta?