viernes, 20 de junio de 2014

Ireland Remember: mi inolvidable viaje a la Isla Esmeralda

Ireland Remember: mi inolvidable viaje a la Isla Esmeralda

Típica estampa de un paisaje irlandés

Tuve la suerte de poder pasar tres semanas a gastos pagados en Dublín en verano de 2010, gracias a una beca. El objetivo era aprender inglés (cosa que hice, y bastante), pero por supuesto pinché a mis amigos para arrastrarlos (ellos también querían, jaja) a los paisajes paradisíacos de los que tanto me habían hablado cuando teníamos algún día libre. Puedo jactarme de que lo conseguí... y de lo contrario me hubiera arrepentido pero mucho. 

Y es que, con perdón de España, Irlanda es el país más bello que he tenido el placer de visitar. Quizás es lo que me ha dicho mucha gente: los del norte vienen a la costa levantina y se maravillan con el cambio de colores de las estaciones. Yo fui a Irlanda y me enamoré de sus verdes perpetuos, imposibles. 

Lluvia: día sí, día también

Nada más descender en el aeropuerto ya tuvimos que atravesar una masa de nubes de lluvia, y se quedó para toda la noche (la del final del Mundial de 2010, por cierto). Cada día llovía al menos un ratito, nunca lluvias torrenciales pero sí persistentes. Y eso permite que Irlanda tenga una vegetación siempre verde y unos bosques frondosos a poco que te alejaras de los núcleos urbanos. Y eso que era pleno verano, que conste. 


No sé si es que estuve demasiado poco tiempo y tal y como me decían hubiera acabado cansándome del asunto, pero a mí me encantaba que lloviera todos los días. El clima era maravilloso, ni frío ni calor y siempre un poquito de lluvia para refrescar alternado con un sol que podía durar horas. 

Irlanda es un país eminentemente ganadero más que agrícola, y es que con esos pastos infinitos no se puede pedir menos. Aunque por alguna razón el animal "nacional" parece ser un oveja, el ganado que se aprecia en sus paisajes es casi exclusivamente vacuno. Y también caballos (MUCHOS caballos). Si ése modelo de pastoreo fuera viable en España, me sentiría mucho más feliz de saber que el ganado tiene una vida digna. 

Las típicas vacas con manchas, que aquí en levante como que no jaja




Dublín: Ciudad de jardines

Monumento grande de narices estrella de Phoenix Park

Es lo primero que a mí me llamó la atención (a la mayoría fue la fiesta y la cerveza, of course). Da igual por qué calle de la ciudad fueras, en todas había o desembocaban en un parque o una zona verde. Y qué parques... no tendrían todo de columpios, pero sí césped impecablemente cuidado, flores de cien especies, arboledas impresionantes y estanques y lagos con puentes de ensueño. Sin ir más lejos, Dublín cuenta con el parque urbano más grande de Europa (Phoenix Park), y si no recuerdo mal es la segunda ciudad europea con más metros cuadrados de zona verde por habitante. Una delicia para los que estén hartos de tanto edificio como yo, vaya.

Nutrias en el zoológico de Phoenix Park

El susodicho Phoenix Park está algo lejos del centro, pero es lo bastante grande como para albergar un zoológico entero, y bien grande, en su interior (y uno muy bonito, por cierto. Muy bien acondicionado para los animales, algo que no todos estos sitios pueden decir). Pero es que el zoo es diminuto en comparación a los 16 kilómetros de perímetro y las 700 y pico hectáreas de parque. Si hasta hay manadas "salvajes" de ciervos dentro. Hace falta un mes entero para pateárselo todo, imagino. Ojalá todas las ciudades, ya fueran o no capitales, aprendieran de Dublín en este aspecto para los que por trabajo o vida familiar no puedan huir de las urbes y al menos refugiarse en estos pedazos del Edén. 


Estanque en St. Stephen' Green, uno de los parques más céntricos

Pareja de cisnes en St. Stephen's Green (enormes, por cierto)

Ánades reales y palomas, juntitos


Howt: pueblecito de ensueño


Se trata de un pueblecito pesquero y a la vez turístico que está a media hora de Dublín, tomando el famoso tren DART (uno verde muy colorido). Es un lugar donde al parecer viven muchas celebridades irlandesas y se ha vuelto un enclave con mucho encanto. Empezando por un grupo de focas que vive de forma permanente en el puerto y terminando por una línea de costa que invita a tomar un paseo inolvidable.


Ola ke ase?




Calzada de los Gigantes: titanes geológicos

La primera excursión así seria que hicimos fue a ver una de las maravillas naturales más célebres de Irlanda, la Calzada de los Gigantes (The Giant Causeway's). El lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad y Reserva Natural Nacional en los 80s. Está ubicado en Irlanda del Norte, es decir, parte de Reino Unido y no del país de Irlanda; al estar bastante lejos de Dublín hay que chuparse unas cuantas horas de autobús, pero es que el camino hasta allí vale y mucho la pena por las impresionantes vistas de islotes volcánicos, acantilados donde la hierba llega hasta la orilla y calas de aguas cristalinas. 




Una vez llegado al sitio en sí, una entiende que se le de tanto bombo y publicidad. El complejo en sí consta de unas 60.000 columnas basálticas formadas por un enfriamiento rápido de la lava en una erupción sucedida hace unos 60 millones de años. Al enfriarse y perder volumen, la roca adopta un curioso patrón hexagonal entre columna y columna que bien parece hecho por la mano del hombre. Por supuesto debió sedimentar encima, pero el desgaste del mar y el viento han expuesto de nuevo el basalto, mucho más difícil de erosionar. 


El susodicho patrón hexagonal en el basalto


Playas enteras de columnas hexagonales


Glendalough: la tierra de los lagos

Paisaje neblinoso en Glendalough

A parte de conservar gran parte del encanto celta típico de Irlanda, con monasterios y edificios de épocas ya pasadas, la zona de Glendalough (en el condado de Wicklow) es probablemente lo más hermoso que vi en ése viaje. 


Se trata de un complejo de lagos con dos principales masas de agua (Lago Inferior y Lago Superior),enclavadas en valles de una belleza prácticamente idílica. Bosques húmedos increíblemente verdes cruzados por arroyos y cascadas ocultas entre la foresta. Sencillamente precioso. 

El aberroncho de los bosques posando para la foto, jaja





No es lo más "impresionante" que uno pueda ver en Irlanda, pero a mí es la excursión que más me gustó. Porque para mí era el paisaje perfecto que tan difícilmente puedo encontrar en mi tierra natal. Una acumulación de pequeños detalles pintorescos que hacían que no quisiera marcharme de allí. 


Acantilados de Moher: una de las maravillas naturales de nuestro mundo


Este paraje se quedó a las puertas de formar parte de las 7 Maravillas Naturales del Mundo, pero sí quedó entre los finalistas de forma oficial. No puede describirse la enormidad de esos acantilados sin estar presente, la sensación que provoca sentarse en el borde y pensar que solo agua y más agua te separa de América. Los acantilados se elevan una media de 120 m (¡120!) sobre el nivel del mar, aunque en sus 8 kilómetros de recorrido se llegan a los 200 y pico. Impresionante. Y todo ello cubierto hasta el mismo precipicio de esa hierba tan verde que lo cubre todo.


Y hasta aquí la parte natural de Irlanda que vi. La isla en sí es una oda a la fusión entre el hombre y la naturaleza. Por supuesto que Dublín tiene mil maravillas por visitar dentro de la ciudad (la fábrica Guinness, el Trinity College, el Barrio Vikingo, etc.), pero sin duda con lo que yo me quedé son con los paisajes. ¿Qué se le va a hacer?

1 comentario:

  1. He de decir que cuando estuve en Irlanda (Dublín) lo que más vi fueron ovejas y prácticamente casi ninguna vaca.
    Nosotros fuimos de vacaciones y por tanto, solo pude disfrutar de la maravillosa irlanda 1 semanita. Pero tuvimos suerte y prácticamente no nos llovió y tuvimos un sol estupendo.
    A mí lo que más me gustó fue la calzada de los gigantes... pero no tuvimos mucho tiempo de visitarla y regodearnos...

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